Las experiencias que vivimos en el pasado afectan nuestro modo de vivir en el momento presente y determinan nuestra personalidad. Es por eso que lo que para algunos resulta algo normal, cuotidiano, para otros resulta algo anormal, atípico. Nuestra perspectiva de la realidad en el momento actual siempre depende de las experiencias que hemos vivido hasta el momento.
Este fenómeno sobre cómo nos influye y nos limita lo que hemos vivido en el pasado es un fenómeno de estudio desde siglos. Ente el siglo XIX y el XX, un famoso sociólogo con el nombre de Herbert Mead desarrolló una teoría conocida como conductismo social. Esta teoría explica por qué las experiencias sociales pasadas condicionan el desarrollo y la formación de la personalidad de un individuo.
Así pues, Mead no creía que la personalidad viniera determinada por la herencia genética, sino que venía determinada por factores sociales. Este sociólogo afirmó que la conciencia del «yo», de quien soy y de cómo soy, solo se desarrolla cuando las personas interactúan entre sí.
Si no nos relacionáramos los unos con los otros, no tendríamos personalidad
Si una persona no se relacionara con otras personas, esta no podría desarrollar su personalidad. Un ejemplo de esto se vió cuando, en el pasado, hicieron experimentos con humanos. Si dejas a un niño en total aislamiento durante un largo período de tiempo, entonces este no madura ni física ni mentalmente.
La experiencia social es crucial para el desarrollo de cualquier ser humano y esto incluye la comunicación social. Solo las personas le atribuimos significados a las palabras y los símbolos que realizamos al relacionarnos con otros.
Tu puedes adiestrar a tu perro para que se siente cuando tu se lo digas y premiarle con alguna gominola para perros. Al final, el perro terminará sentándose cuando oiga dicha orden. Sin embargo, esto no significa que sepa por qué debe sentarse, sino que lo hace para conseguir comida.
A diferencia de los animales, los seres humanos le damos un significado a las palabras que nos ayuda a entender mejor el mundo. Mead en su investigación señaló que comprender las intenciones individuales de cada persona es fundamental. Así lo afirmó basándose en que esta comprensión nos ayuda a analizar cómo responderá una persona incluso antes de actuar.
Por ejemplo, cuando conducimos, todos anticipamos lo que otros pueden hacer debido a la experiencia. Si una persona detrás tuyo está acelerando bastante rápido, entonces puedes asumir que está a punto de cambiar de carril. También, puedes pensar que tiene prisa y que necesita llegar a algún lugar rápidamente.
A continuación, te dejo enlazado un vídeo de un experimento que muestra cómo afecta el conductismo social a la personalidad y conductas de cada uno.
Cómo nos influencia lo que creemos que los demás piensan de nosotros
Mead se refiere a esto como asumir el papel que desempeña la otra persona. Otra teoría importante relacionada con el conductismo social es el yo del espejo. Esto básicamente significa lo que pensamos nosotros que los demás piensan sobre nosotros y cómo actuamos en base a estas creencias.
Entonces, si creemos que los demás nos ven atractivos, nos sentiremos como tal. Pero, si creemos que los demás no nos ven atractivos, al final creeremos que no lo somos. Las personas asumen los roles que les vienen dados según lo que otras personas piensan de ellos, de la vida y sobre cómo actúan los demás.
Por eso, los bebés que aún no entienden bien el lenguaje ni cómo funciona la sociedad, tienden a imitar a sus padres. Los padres ofrecen un modelo social de cómo uno debe comportarse y los niños entienden que ese modelo es el que deben imitar.
Por eso, muchas veces cuando los niños juegan asumen roles de otras personas que tienen una importancia especial en su desarrollo social. Por ejemplo, los niños jugarán a la casita en la que alguien tomará el papel de madre y otro el de padre. A medida que crecen, los niños aprenderán a asumir varios roles y a adaptarse a su entorno.
A medida que continuamos envejeciendo, continuaremos experimentando cambios en nuestra vida social en consecuencia de nuestras experiencias. Sin embargo, la teoría de Mead ha sufrido bastantes críticas. Algunos piensan que se centra demasiado en la sociedad como factor desencadenante del comportamiento de un individuo.
A pesar de todos los desacuerdos, los sociólogos generalmente están de acuerdo con esta idea principal. Esta idea principal es que la familia es el factor más impactante a la hora de que una persona desarrolle sus habilidades sociales.
La familia como factor determinante en el desarrollo de la personalidad de un niño
Los niños que aún no han madurado y están desarrollándose no tienen aún la capacidad de autocontrol desarrollada. Por eso, son los padres los que suelen desempeñar esta función al ponerles límites, para que algún día sean capaces de hacerlo ellos mismos.
A través de la familia, se aprenden habilidades sociales tales como la confianza, la manera de comunicarse y de relacionarse. También, es a través de la familia que la persona adquiere valores morales, éticos y culturales. Aunque no me malinterpretes, no todo el aprendizaje proviene únicamente de la familia.
También pueden provenir del entorno social del niño, ya que muchas culturas se encargan de criar a los niños en comunidad. Alomejor no te sorprenderá lo que te voy a decir o ya lo sabes. Pero debes saber que las diferentes clases sociales tienden a criar a sus hijos de manera diferente. También, la escuela, los amigos y los entornos sociales que frecuenta la persona influyen en el desarrollo de su personalidad.
Una investigación realizada en EE.UU comparó lo que una familia de clase baja querría en un niño en comparación con la de una familia de clase alta. Los resultados fueron que las familias de clase baja suelen favorecer la obediencia y la conformidad. A diferencia, las familias de clase alta tienden a favorecer la creatividad y el buen juicio (NORS, 2003).
¿Te has preguntado alguna vez por qué? Bueno, la razón es que los trabajadores de clase baja tienden a tener trabajos en los que deben ser muy obedientes y están muy supervisados. De este modo, inconscientemente están encaminando a sus hijos hacia esa ruta. En cambio, los trabajadores de clase alta tienden a tener trabajos que inspiran individualidad y creatividad. Por eso, les educan en estos rasgos.
Diferencias observadas en el desarrollo de la personalidad según el género y la edad
Los rasgos de la personalidad en niños, estos suelen ser más desafiantes o bruscos. Mientras tanto, las niñas suelen tener una conducta más tranquila y menos desafiante. Por otro lado, los niños tienden a buscar actividades abstractas con las que divertirse como los videojuegos. En cambio, las niñas tienden a ser más artísticas y a realizar actividades con pintura, de diseño y creatividad. Aquí si que podemos decir que hay un componente genético que influye en desarrollo de la personalidad
Durante la adolescencia, las personas suelen agruparse e identificarse con su grupo de amigos, para ellos su grupo de iguales. Por eso, el comportamiento de los amigos de un adolescente determina cómo se comportará este. Así ocurre porque el adolescente tiene la necesidad de sentirse perteneciente a un grupo social. Por tanto, el adolescente siente que debe hacer lo que sus amigos hacen para seguir perteneciendo a este grupo.
Es por esto que los padres se preocupan por saber con quién van sus hijos, porque saben que sus compañías influyen mucho en su comportamiento. Durante estos años, los medios de comunicación también afectan mucho a las personas. Los estudios han demostrado que la televisión ha vuelto a las personas más pasivas y menos creativas.
Al llegar a la universidad, esta conducta tan cerrada a un grupo social ya ha empezado a cambiar. Asimismo, en esta edad también observamos algunas diferencias, a rasgos generales, entre géneros. Los chicos tienden a especializarse en ciencias físicas e informática. A diferencia, las chicas suelen especializarse en humanidades y artes.
Si deseas saber cómo puedes cambiar algunos de los rasgos de tu personalidad que no te gustan, debes leer el artículo sobre cómo programar tu mente para lograr lo que desees.
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